“Pero otros son como lo sembrado en buen terreno: oyen la palabra, la aceptan y producen una cosecha que rinde el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno”.
Marcos 4:20 (NVI)
Durante varios años perdí mi tiempo, dinero y esfuerzo tratando de cultivar verduras en mi jardín trasero, donde en lugar de tierra tenía arcilla. No importaba que estaba sembrando buenas semillas, me aseguraba de que las semillas tuvieran la cantidad correcta de sol, y que las regaba fielmente. La mala calidad del suelo nunca permitió que las semillas dieran frutos. Para tener una buena cosecha, necesitas una combinación de buenas semillas y buen terreno.
Eso también es cierto cuando plantamos semillas financieras. Todo lo que le das, inviertes, o compartes con alguien es una semilla. Si siembras esa semilla en personas o en lugares que son mala tierra, esas semillas nunca producirán una cosecha para ti. Como estoy segura de que todos queremos ser buenos administradores de lo que Dios nos da, es importante sembrar nuestras semillas en terrenos buenos. Nunca le doy dinero a las personas sin hogar que piden dinero en las esquinas de los Estados Unidos. Muchos de ellos usan el dinero que obtienen, para comprar drogas o alcohol. En su lugar, mantengo en mis auto bolsas pequeñas con artículos de tocador y bocadillos para darles cuando los veo.
Me encanta bendecir a la gente y trato de hacerlo dondequiera que vaya, pero tengo cuidado a donde siembro mis semillas. Es importante conocer qué tipo de terreno son las personas a quienes bendecimos. Algunas personas son tan buena tierra, que no importa lo que siembras en ellos, sus vidas producen una gran cosecha. Conozco a alguien que cada vez que podía bendecía a uno de mis hermanos. Solía decir que cuando sembraba en la vida de mi hermano, obtenía una doble cosecha casi inmediatamente después de sembrar una semilla en su vida.
Algunas personas y / o lugares, debido a su estilo de vida o la forma en que administran sus recursos, no son buena tierra. Todo lo que siembras en ellos muere. Cuando no sé qué tipo de tierra es, una persona o un lugar, al que quiero bendecir, veo el tipo de fruto que producen. En vidas en las que veo generosidad, gratitud, y el fruto del Espíritu, sIembro mis semillas con gusto. Además, la Biblia nos dice que las personas, las iglesias y las organizaciones que bendicen a los pobres, los huérfanos (niños) o las viudas (ancianos) siempre son excelentes terrenos en los cuales sembrar.
No damos solo para ser bendecidos, pero como no tiene sentido sembrar semillas sin esperan cosecharlas, asegúrate de sembrar tus buenas semillas en el mejor tipo de terreno.
VIVIENDO TU FE
Siembra semillas en un buen terreno hoy.
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